El ahorro de gas en la cocina
Mantenga cerrados los pilotos de la estufa y enciéndalos sólo mientras esté cocinando.
Forre con papel aluminio las hornillas de la estufa para que el calor se refleje hacia arriba.
Cierre la llave del gas inmediatamente después de usarla.
Utilice ollas y sartenes de diámetro igual o ligeramente mayor que el de la hornilla y con el fondo totalmente plano.
Utilice de preferencia la olla de presión; por lo general los alimentos se cuecen más rápidamente de este modo.
Tape bien las ollas; así no se desperdicia el calor.
Use poca agua cuando cocine en baño María para que el calor pase más rápidamente.
Saque con anticipación, del congelador los alimentos que preparará. Así evitará consumir energía para descongelarlos.
Utilice el horno sólo cuando tenga que preparar o calentar mucha comida. Se gasta menos energía cuando se usan las hornillas.
Apague el horno un poco antes de que los platillos estén listos. Éste conservará suficiente calor para terminar la cocción de los alimentos.
Controle el tiempo para hornear cada platillo y abra el horno el menor tiempo y lo menos posible para que no se salga el calor.
Prepare comida fría por lo menos una vez a la semana.
El ahorro de gas en el calentador
El calentador permite cotidianamente el ahorro de energía y la reducción de gastos.
Instale el calentador lo más cerca posible del lugar donde se usa el agua.
Utilice preferentemente calentadores de paso que sólo se encienden cuando es preciso.
Ajuste la temperatura al nivel mínimo necesario.
Revise que no haya fugas de gas ni de agua para evitar peligros y gastos innecesarios.
Cierre la llave del gas por la noche o cuando no se utilice, sobre todo al salir de vacaciones.
Utilice agua fría cuando la caliente no sea indispensable.
Báñese en la tarde durante la época de frío, ya que en la mañana la temperatura es más baja y se necesita una mayor cantidad de gas para calentar el agua.
Trate de que los miembros de la familia se bañen uno después de otro; esto permitirá encender sólo una vez el calentador.
El calentador permite cotidianamente el ahorro de energía y la reducción de gastos.
Instale el calentador lo más cerca posible del lugar donde se usa el agua.
Utilice preferentemente calentadores de paso que sólo se encienden cuando es preciso.
Ajuste la temperatura al nivel mínimo necesario.
Revise que no haya fugas de gas ni de agua para evitar peligros y gastos innecesarios.
Cierre la llave del gas por la noche o cuando no se utilice, sobre todo al salir de vacaciones.
Utilice agua fría cuando la caliente no sea indispensable.
Báñese en la tarde durante la época de frío, ya que en la mañana la temperatura es más baja y se necesita una mayor cantidad de gas para calentar el agua.
Trate de que los miembros de la familia se bañen uno después de otro; esto permitirá encender sólo una vez el calentador.
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